Me declaro en contra de todo poder cimentado en prejuicios aunque sean antiguos, diría MARY WOLLSTONECRAFT y en particular, le agregaría que también me manifiesto en contra de los que se fundamentan en prejuicios nuevos o modernos, porque quizá no lo sepan muchos pero en estos últimos 20 años hemos navegado con un discurso equivocado sobre la equidad de género y sus actos, sus honores, sus pensares, se han nutrido por expresiones ignorantes que se han hecho más inútiles, más políticas y menos eficientes.
Empezaré por comentar que, las mujeres que gestaron y dieron origen a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer se morirían nuevamente, no sé si de coraje o de risa por las expresiones en las que se ha llevado el tema de la igualdad de derechos laborales y las manifestaciones violentas contra este mundo machista.
Y es que en ese entonces no se hablaba de luchar por los derechos de la Mujer que hoy existen en el discurso y no existen en la ley, por ser contra natura e insípidamente legaloides, pero se dice que en esta era del consumismo compramos cualquier cosa, hasta las ideas más idiotas están a la venta y hoy tienen dueño, tal es el caso de estos derechos femeninos. En este punto ofrezco una disculpa a quienes sin entender del todo se sientan ofendidas.
Las mujeres que dan origen a tan importante día, buscaban que los derechos humanos se aplicaran igual para hombres que para mujeres, en ese momento en un terreno muy real y tangible, el laboral y salarial, es decir, en el reconocimiento a lo hecho y en la paga que fortalece al bolsillo de donde viene la independencia personal de cada individuo. Ese es un verdadero derecho, la libertad económica, la independencia y el acceso a una vida digna.
Si hacemos un análisis de ese momento y esas peticiones veremos que las mujeres de ese tiempo si luchaban por sus derechos y por lo tanto merecen todos los honores que les confieren la conmemoración del 8 de marzo, pues la exigencia clara de ayer y de ahora es que se le apliquen los mismos derechos a hombres y mujeres, lo cual debe garantizar el Estado, en todos los ámbitos de la vida.
Sin embargo, de un tiempo a la fecha nos han vendido ideas de que existen los derechos de las mujeres, como un discurso compensatorio a todo el daño que les hemos hecho los varones, se les ha creado un Instituto de la Mujer que debiera de ser Instituto de la Igualdad o Equidad, pero esa condescendencia ha sido vista como un gesto de cordialidad para no desatar más debates y embates del sector femenino, lo cual solo ha acentuado más la gravedad del problema, porque seguimos tratando de dar soluciones discursivas a un problema real que debiera solucionarse con hechos,
Lo que quiero decir es que a las mujeres durante 20 años se les han dado las supuestas soluciones en el discurso, pero lejos de los hechos e incluso se ha comprado la conciencia de algunas mujeres para aplaudir las pocas cosas que se han dado, pues en todo se le pone DE LA MUJER: la Secretaría de la Mujer, la Ley de la Mujer, el Instituto de la Mujer, el Día de la Mujer, etc. Además de que se le ha denominado FEMINICIDIO al homicidio en contra de una mujer, más como una concesión graciosa hacia el género y su lucha que un efecto real en el combate a la violencia que termina en muerte, pues en varios casos ha habido advertencias previas de maltrato e intentos homicidas, sin que la autoridad procese la agresión y ponga orden en el ambiente familiar o de pareja.
En resumen, leía que es un día para reflexionar en qué momento está la mujer y dónde va su lucha y desde mi punto de vista –masculino pero solidario- creo que durante 20 años las mujeres han comprado palabras, discursos y pronunciamientos de toda índole, pero les ha faltado comprar acciones, demandar pasar a ese terreno, revisar los presupuestos.
A estos comentarios sumaria una segunda reflexión. Las mujeres han ganado terreno en muchos ámbitos, y debieran apalancarse en ello, pues no se puede negar que hoy existen más jueces mujeres, MPs mujeres, magistradas, diputadas, presidentas municipales, regidoras e incluso secretarias de estado femeninas, también por ley hay un 50 por ciento de candidaturas en manos de mujeres, entonces porque no se ve en los hechos este cambio.
Esas mujeres que llegan al poder, ¿no representan a las mujeres?, ¿quién las eligió?. Porque si los hombres tienen en el poder cómplices para ejercer sus derechos, la mujer no ha ganado cómplices en el ejercicio público, para ejercer esa igualdad.
Finalmente, tengo que reconocer que a veces no escribo como analista político, sino como padre preocupado, pero en fin, mantengo la fe en el cambio necesario en esta sociedad y no pretendo darle lugar en este espacio a las manifestaciones violentas que “defienden” los derechos de la mujer con vandalismo, ese vandalismo que solo esperaría de hombres desesperados, sin gramos de inteligencia y con nulas posibilidades.
Muy buen análisis . Sus planteamientos reflejan conocimiento sobre el verdadero movimiento feminista mexicano en el contexto mundial . Razón y motivo por lo que me incorporé a la lucha hace más de 30 años . Hoy no lo reconozco como tal. Lo lamento.