Por Andrés M. López B.
Se acabó el tiempo de las simulaciones en el Partido del Trabajo de Metepec. El pasado lunes, el municipio amaneció con un nuevo liderazgo con respaldo real: Óscar Ruiz Díaz, quien no solo mostró músculo político al reunir a más de 800 militantes en un Congreso Extraordinario municipal, sino que además cuenta con el apoyo de dos pesos pesados del petismo nacional: el ex alcalde de Ecatepec, Fernando Vilchis Contreras, y el diputado federal Reginaldo Sandoval. Ambos dirigentes estatales del PT.
La escena fue clara: mientras Ruiz Díaz se afianzaba con las bases petistas de Metepec, el ex líder moral del PT en el Estado de México, Óscar González Yáñez, tenía que recurrir a un acto regional, importando gente de municipios vecinos para simular fuerza en su propio terreno. Una jugada vieja, desgastada y, sobre todo, evidente.
Las estrategias de González Yáñez vuelven a fallar. Lo que alguna vez fue una figura dentro del partido hoy parece más interesado en sobrevivir que en construir verdaderos liderazgos. Pero los tiempos del caudillismo partidista ya pasaron. Hoy, las estructuras locales exigen renovación, territorio y resultados, no imposiciones.
Óscar Ruiz Díaz no solo le ganó la partida en lo simbólico, sino también en lo político. Su ascenso es una señal inequívoca de que el PT se sacude la inercia del pasado. Metepec ya eligió: el nuevo mando no se viste de pasado, sino de presente y futuro.
