Agencia Xponencial – Opinión
Con la conclusión de las comparecencias ante el Congreso del Estado de México, queda claro que este ejercicio de rendición de cuentas fue un paso importante en la transparencia del gobierno de Delfina Gómez Álvarez. La humildad, que ha sido el sello de su administración, se hizo presente en la actitud de los funcionarios que comparecieron, reconociendo los desafíos y las acciones emprendidas en este primer año de gobierno.
No se puede negar que este año ha sido de gran esfuerzo y que los resultados, aunque modestos, reflejan un compromiso real con la transformación del Estado de México. Gobernar una entidad que durante más de 90 años fue gobernada por el mismo grupo político, que permitió la descomposición de las instituciones, el aumento de la corrupción, la ineficiencia y la violencia, no es tarea sencilla. Es un hecho que revertir estos daños estructurales no se puede lograr en 12 meses. Sin embargo, lo que sí se puede afirmar es que hoy el estado está en una mejor situación que hace un año.
La administración de Delfina Gómez ha hecho lo más posible en este corto tiempo para sentar las bases del cambio. Las comparecencias dejaron en evidencia los esfuerzos en áreas clave como seguridad, desarrollo social y combate a la corrupción, aunque también se reconoció que aún hay un largo camino por recorrer. Pero la diferencia es clara: mientras antes predominaba la inacción y la simulación, hoy hay un gobierno que escucha, trabaja y no pierde de vista su objetivo.
Este martes 15 de octubre, con la reactivación de las audiencias ciudadanas, la gobernadora reafirmará su compromiso de seguir escuchando a los mexiquenses directamente. Este ejercicio ha sido fundamental para mantener la cercanía con el pueblo, algo que en administraciones anteriores se perdió por completo. Delfina Gómez ha entendido que la transformación no puede darse sin la participación activa de la ciudadanía, y eso ha sido central en su forma de gobernar.
Este primer año ha sido solo el inicio de un proyecto que busca reparar décadas de descomposición. Sabemos que los cambios profundos no ocurren de la noche a la mañana, y que la transformación en el Estado de México requerirá tiempo, pero también es innegable que estábamos peor. La humildad con la que este gobierno se enfrenta a los desafíos no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. Es el reconocimiento de que la verdadera transformación comienza por escuchar, actuar y no perder de vista a aquellos a quienes se debe: el pueblo.
Los resultados, aunque modestos, son un reflejo del gran esfuerzo realizado hasta ahora, y sientan las bases para un futuro de mayor justicia, eficiencia y bienestar en el Estado de México. Si bien aún quedan enormes retos por superar, el rumbo está marcado y la cercanía con el pueblo será, sin duda, la clave para avanzar hacia una transformación duradera.