PRD EDOMEX Y SU PUGNA INTERNA POR SER PARTIDO LOCAL

Agencia Xponencial – Opinión

El Partido de la Revolución Democrática (PRD), que alguna vez fue baluarte de las luchas sociales y de la izquierda en México, hoy enfrenta una crisis existencial que podría definir su futuro como partido político. En el Estado de México, la situación del PRD se ha complicado al punto de convertirse en un rehén de sus propias divisiones internas, lo que pone en duda su viabilidad como fuerza política relevante. A pocas semanas de la crucial decisión sobre su registro como partido local, el PRD parece más concentrado en sus conflictos internos que en sus propuestas para los mexiquenses.

El Instituto Nacional Electoral (INE) acaba de darle un golpe duro a quienes, en un movimiento sorpresivo, destituyeron a Agustín Barrera y otros dos secretarios del partido. En un fallo que agudiza la crisis, el INE solo reconoce a Barrera y a su equipo como los legítimos dirigentes del PRD, dejando en la sombra a quienes se impusieron recientemente en un intento por tomar las riendas del partido. Esta decisión expone una realidad: el PRD ha perdido la brújula política y se encuentra en un limbo donde su verdadero liderazgo está en disputa.

El panorama es aún más confuso. Por un lado, está un presidente que el INE no reconoce, y por otro, uno que tiene el aval del órgano electoral, pero que no aparece ni actúa en la escena pública. Esta dualidad de poder, lejos de resolver las diferencias internas, las profundiza. Mientras tanto, el Tribunal Electoral del Estado de México parece no tener prisa en resolver el embrollo jurídico, dejando en vilo el futuro inmediato del partido.

Además, el conflicto toma una dimensión aún mayor con la solicitud de Agustín Barrera para constituir al PRD como un nuevo partido local, movimiento que busca fortalecer su liderazgo reconocido por el INE. Al mismo tiempo, la facción contraria, encabezada por el sobrino de Omar Ortega, también ha presentado una solicitud similar, lo que complica aún más el panorama. Estas pugnas por el control no solo fragmentan a la militancia, sino que además dejan al PRD en una situación de incertidumbre frente al electorado mexiquense.

Este vacío de liderazgo en el PRD del Estado de México abre la puerta a varias interrogantes: ¿Quién tomará finalmente el control del partido? ¿Qué rumbo adoptará el sol azteca, que alguna vez iluminó las causas de la izquierda, pero que hoy parece apagado por las luchas intestinas? La respuesta parece depender no tanto de la voluntad de sus militantes, sino de lo que decidan el IEEM y el INE en las próximas semanas.

El PRD se encuentra en una encrucijada crucial. Si logra resolver su crisis interna, podría reinventarse como un partido renovado y adaptado a los nuevos tiempos políticos. De lo contrario, podría seguir el camino de la irrelevancia, un destino que ya ha acechado a otros partidos tradicionales que no han sabido adaptarse a las nuevas dinámicas sociales y políticas. La disputa entre Barrera y la facción de Ortega no solo pone en juego el registro del PRD, sino el futuro de la izquierda local.

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