De acuerdo a los resultados electorales, en los que MORENA gana la mayoría de las gubernaturas que estuvieron en disputa este domingo 5 de junio de 2022, el clima político nacional llama a repensar muchas de las cosas que están por realizarse el próximo 2023 en el Estado de México y en Coahuila, así como también en la elección presidencial del 2024, donde la oposición tradicional llegará diezmada anímicamente por las derrotas.
Entre las cosas a repensar se encuentran la alianza del PRI y PAN mismas que en su mayoría ha encabezado el azul para poder ganar, mientras que en las que un priísta fue abanderado, las cosas no salieron como lo esperaban, sin embargo, si el PRI sacrifica la postulación a las gubernaturas restantes sería a cambio de todo el apoyo para la presidencial del 24, porque ciertamente nadie da nada por nada.
Los resultados hasta el momento, confirman lo que en su momento pronosticará el todavía líder del PAN, Marco Cortes, quien veía perdidas todas las elecciones de este 2022, a excepción de Aguascalientes que de acuerdo a la cerrada votación podría pasar a los tribunales sin que eso quiera decir que habrá la voltereta electoral a favor de MORENA.
Aguascalientes presentó algunos problemas desde temprano en que, las autoridades municipales retuvieron al diputado mexiquense de MORENA, Isaac Montoya quien de inmediato fue respaldado por sus compañeros del Estado de México y trascendió a nivel nacional dicho suceso que, mientras unos lo acusaban de ir a la compra del voto con despensas y dinero, otros denunciaban que su arresto correspondía a haber descubierto un sitio de mapaches azules que influían en el electorado con dádivas.
La cosa no pasó desapercibida como tampoco pasó sin comentarios el triunfo cerrado en esa entidad donde el desgaste de los candidatos por poco los hace perder antes de tiempo.
Así las cosas, también cabe mencionar que el PRI tiene actualmente dos caminos: entrar en depresión por la derrota nacional en la contienda de este 2022, anticipando una derrota estrepitosa para el 2023 en ambas entidades y llegar muy mermado a la campaña presidencial del 2024 o segundo, asumir la derrota como motivación para defender con uñas y dientes lo poco que les queda, es decir, aferrarse al último y más importante bastión político que les queda que es el Estado de México.
De ser así, en el primero de los casos, la depresión política podría hacer que sea cual sea el candidato del PRI en Edomex y en Coahuila, la situación esté perdida y la selección del candidato sea el indicio o la señal de que van a perder y por mucho. La señal más clara de esta derrota anticipada es dejar que el Comité Ejecutivo Nacional determine al candidato, es decir, que haya una imposición que no sea aceptada ni por la clase política ni por la militancia mexiquense, dando paso a que piensen en una mejor opción que no sea apoyar al tricolor.
En el segundo de los casos, la idea es la misma, sacar la casta corresponde al priísmo mexiquense quien debe determinar quién va ser el candidato y a su vez, saberse seguro de que puede ser el salvador del partido a nivel nacional, pues con una derrota en el Estado de México, el PRI estaría a un paso de no lograr su registro como partido nacional.
Ahora sí, que como dicen, el PRI es el arquitecto de su propio destino, pero la situación no se sabrá tan fácilmente dado que la psiquis política del tricolor no se resolverá de la noche a la mañana, sino que llevará varios meses conocer que determinación se tomó, posiblemente por el mes de agosto ya se empiece a ver claridad en la toma de decisiones a nivel nacional y para septiembre se haga patente en el priísmo del Estado de México.
Por lo que toca a MORENA, su panorama se le acaba de resolver en su expectativa de triunfo, pero esto hará que los aspirantes le echen más ganas para adjudicarse la nominación formal de la candidatura a gobernador. También habrá que ver cuál es el ánimo del habitante de Palacio Nacional.