Toluca, Estado de México. – Ana Lilia Herrera Anzaldo presentó su renuncia como dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), argumentando motivos personales, tras poco más de un año al frente del Comité Directivo Estatal. Su salida abre la puerta a una inminente renovación en la cúpula priista mexiquense, en un contexto marcado por los malos resultados electorales recientes.
Herrera Anzaldo, exsenadora y exdiputada federal, asumió la dirigencia estatal del PRI en medio de una crisis de liderazgo y una creciente pérdida de presencia en el Estado de México, que durante más de ocho décadas fue considerado un bastión priista. Sin embargo, bajo su gestión, el partido enfrentó una histórica derrota en las elecciones de 2023, donde perdió la gubernatura ante Morena, encabezada por Delfina Gómez Álvarez.
En su mensaje de despedida, Herrera agradeció a la militancia priista y destacó los esfuerzos por mantener la unidad del partido en tiempos adversos. No obstante, su renuncia es vista por analistas como una oportunidad para reorganizar las estructuras del PRI mexiquense y dar paso a nuevos liderazgos que puedan encarar los próximos comicios locales y federales de 2024.
Fuentes al interior del partido señalan que entre los perfiles que podrían asumir la dirigencia estatal se encuentran figuras jóvenes y líderes de sectores como la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) y el Movimiento Territorial, con el objetivo de revitalizar la imagen del PRI ante un electorado cada vez más distante.
La renovación de la dirigencia también podría traer consigo ajustes en las secretarías del Comité Directivo Estatal, buscando una mayor cercanía con la base priista.
Con esta renuncia, el PRI enfrenta un desafío crucial para recuperar la confianza de la ciudadanía en un territorio donde, durante décadas, fue el partido hegemónico. La próxima dirigencia tendrá la responsabilidad de reconstruir su estructura territorial y definir una estrategia que le permita sobrevivir en el mapa político.