Agencia Xponencial – Opinión
La lucha por la igualdad de género ha dado frutos significativos, y uno de los terrenos donde esto se ha hecho más evidente es en la comunicación social. Ayer, durante la instalación del Comité de Comunicación Social de la Legislatura del Estado de México, se destacó con justa razón que los tres poderes del estado cuentan con mujeres al frente de sus áreas de comunicación: Nayeli Gómez en el gobierno estatal, Martha Valdespino Vargas en el Poder Judicial, y Violeta Isabel Huerta López en el Poder Legislativo.
Hay que reconocer que el comentario se quedó corto, pues se pueden mencionar otros casos que igualmente reflejan un avance constante de las mujeres en áreas de comunicación significativas en la entidad que hoy se consolida con esta buena observación.
Por ejemplo, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), la principal institución educativa de la entidad, tiene también a una mujer, Ginarely Valencia Alcántara, como titular de Comunicación Universitaria. Del mismo modo, el Instituto Electoral del Estado de México cuenta con Mónica Mendoza Salgado como su directora de comunicación. Asimismo, algunos tribunales electorales y administrativos han seguido esta tendencia, y la vocera del gobierno estatal es otra mujer destacada: Celeste Ramírez.
Este fenómeno no es casualidad ni moda; es el resultado de una lucha constante por la equidad que, durante décadas, las mujeres han librado en los espacios públicos. Sin embargo, aunque muchas de ellas ocupan estos cargos, no han sido muchas las que han repetido. De las mencionadas, solo una ha logrado mantenerse en su puesto, y lo ha hecho a base de buenos resultados, lo que pone en evidencia que el reto no solo está en acceder a estas posiciones, sino en demostrar capacidad y eficiencia.
En el ámbito legislativo también se refleja esta tendencia, ya que varios grupos parlamentarios han depositado su confianza en mujeres como sus enlaces de comunicación. Tal es el caso de Martha Nieto en el PAN, Violeta Rodríguez en Movimiento Ciudadano, Lorena Habe en el PRI, donde anteriormente ya había estado Yazmin Morales, o Adriana Uribe en Morena. Estos nombramientos demuestran que, además de los poderes estatales, los partidos políticos también apuestan por la capacidad de las mujeres para liderar la comunicación.
El verdadero desafío para aquellas que apenas asumen estos cargos será demostrar que no están allí únicamente por una política de equidad de género, sino por su habilidad y capacidad para transformar la comunicación institucional, logrando una conexión efectiva con la sociedad. En este sentido, los resultados serán la verdadera medida de su éxito.
Las mujeres en estos cargos tienen ante sí una oportunidad histórica: consolidar el avance del feminismo en el ámbito de la comunicación institucional, no solo ocupando los espacios, sino demostrando que pueden marcar la diferencia con una visión renovada, más inclusiva y cercana a las necesidades de la ciudadanía.