- Construyó el entonces Palacio de Gobierno, edificio que hoy ocupa el Poder Judicial mexiquense.
Monumentos, residencias particulares y edificios públicos como el Palacio de Justicia del Poder Judicial del Estado de México son algunas de las aportaciones en Toluca de Ramón Rodríguez Arangoiti, arquitecto, ingeniero, arqueólogo y uno de los cadetes que pasó a la historia como “Niño Héroe” tras defender el Castillo de Chapultepec en 1847.
Rodríguez Arangoiti nació en la Ciudad de México en 1830, estudió en el Colegio San Gregorio, se inscribió en el Colegio Militar e ingresó a la Academia de San Carlos, donde se hizo acreedor a una beca para estudiar en Europa en la École de Beaux-Arts de París.
A su regreso a México fue nombrado Director de Obras de la Casa Imperial y el responsable de la remodelación del Alcázar, luego de que el Castillo de Chapultepec fuera elegido como palacio de Maximiliano de Habsburgo durante la época del Segundo Imperio Mexicano.
Llegó a la capital mexiquense en 1870, durante la transición de villa a ciudad, y con sus aportaciones arquitectónicas marcó el avance hacia la modernidad, pues se le encomendó el proyecto y construcción del Palacio Municipal, la Catedral de Toluca que quedó inconclusa, la Escuela de Artes y Oficios para Varones, y el entonces Palacio de Gobierno que hoy ocupa el Poder Judicial del estado.
En su mayoría, dichas construcciones fueron destruidas o modificadas, en el caso del Poder Judicial mexiquense se conserva el Salón de Plenos, estancia icónica que fue recinto parlamentario a finales del Siglo XIX e importante espacio para el antiguo Palacio de Gobierno desde 1874.
De estilo neoclásico, cuenta con águilas imperiales rodeadas por festones de laurel; además, ventanales y puertas contorneadas por hojas de roble y bellotas, originalmente cubiertas por oro de 23.5 quilates.
Se trata de un espacio de 134 metros cuadrados, trazado con Proporción Áurea, muros de adobe con cinco ventanas, rematadas en sus dinteles por un par de majestosas aves en posición de vuelo, colgado de su cuello laurel, como muestra de poder y sabiduría. En la parte Norte, un hemiciclo antecedido por tres escalones, y al Poniente cuatro puertas entableradas -con oscuros-, que al igual que las ventanas -con cristalería grabada- están perfiladas por símbolos de fortaleza, valor y moral. Y 180 pompones en techo.
Dicho recinto fue recientemente restaurado como parte de las primeras acciones del Bicentenario del PJEdomex, planteadas por su titular el Magistrado Presidenet Ricardo Sodi Cuellar, para honrar a los que precedieron a magistrados y jueces en el ejercicio de sus cargos en este recinto, también conocido como Salón Rojo, por su antiguo cortinaje.
Rodríguez Arangoiti trascendió también por sus aportaciones en la remodelación de la antigua Casa de Moneda de la Nueva España, el Panteón Francés de La Piedad y la iglesia de San José Iturbide, en el estado de Guanajuato. Diseñó el pedestal del monumento a Vicente Guerrero en la Ciudad de México, el Hotel Gillow en la calle Isabel la Católica que años después fue modificado y el obelisco a los Niños Héroes, en Chapultepec.
Está fue la huella del Niño Héroe que creó grandes obras hasta su muerte el 20 de marzo de 1882, a causa de una hemorragia intestinal.