PRINCIPALES LOGROS Y RETOS DEL FEMINISMO EN EL ESTADO DE MÉXICO

Palabras de Reyna del Prado Campos , activista y Especialista de Violencia de Género de la Asociación Más Vida y Más Igualdad


Hoy 8 de marzo del 2023 de nuevo levantando la voz por todas las mujeres, las niñas, las adolescentes, las adultas, las mujeres de la tercera y cuarta edad, por aquellas que se levantan a primera hora de la mañana y son las últimas en dormir, las que trabajan en casa, las obreras, las artesanas, las campesinas, las vendedoras, las estudiantes, las maestras, las profesionistas, las científicas, las escritoras, las artistas, por todas las que faltan por nombrar.
Somos mujeres emprendedoras, trabajadoras, talentosas, poco a poco hemos avanzando, en el ámbito político, de los 75 curules en el Estado de México, tenemos 37 mujeres diputadas locales; de los 125 municipios de la Entidad, 47 están gobernados por alcaldesas.
El estado de México ocupa el segundo lugar en número de presidentas municipales en el país, solo detrás de Veracruz que tiene como presidentas electas a 49 mujeres. En el gabinete del gobierno estatal, de las 17 secretarías, cinco están lidereadas por mujeres (Secretaría del Trabajo, Desarrollo Social, Campo, De la Mujer, Cultura y Turismo).
Además, por primera vez en la historia del Estado de México, hay una Consejera Presidenta en el Instituto Electoral del Estado de México y una Presidenta en la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México. No olvidemos, que este año, una mujer será gobernadora del Estado.
Se dan cuenta, somos hijas y nietas de quienes lucharon para que la siguiente generación tuvieran más derechos, más garantías y más libertades y, ahora existen ordenamientos normativos que nos han permitido incursionar en terrenos en donde, probablemente, nuestras abuelas o bisabuelas, o incluso, nuestras madres, no pudieron. Y si lo hicieron, seguramente fueron repudiadas.
Por ejemplo, en educación, en el 2022, la Universidad Autónoma del Estado de México tuvo 94 mil 731 estudiantes de nivel bachillerato, y profesional, de los cuales el 42.2% fueron hombres (39, 986) y 57.7% fueron mujeres (54,745). Del mismo modo, la participación femenina se ha incrementado en carreras que eran exclusivamente para hombres.
En México, el compromiso con la igualdad de género está plasmado en distintas políticas públicas, las cuales contribuyen directamente al logro de las metas internacionales, por ejemplo: leyes en materia de igualdad y no discriminación; buscar una vida libre de violencia; reconocer el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado; garantizar la igualdad laboral; garantizar el ejercicio de los derechos sexuales, y, la ya referida, participación paritaria de las mujeres en lo público.
En el Estado de México se han logrado progresos para poder crear un protocolo para la prevención, atención y sanción del hostigamiento sexual y acoso sexual, así como la creación de la comisión especial para las declaratorias de alerta de violencia de género contra las mujeres por feminicidio y desaparición, así como la presencia del lenguaje incluyente en las instituciones públicas.
En la Ley de trabajo se estipula que las mujeres mexicanas tenemos derecho a gozar de 180 días por licencia de maternidad y una hora de lactancia durante los primeros seis meses posteriores al parto.
Estos esfuerzos no serían posible sin los feminismos, sin el trabajo individual que hacemos las mujeres todos los días, sin los movimientos sociales que desde el siglo pasado históricamente organizaron las mujeres.
Nos falta seguir impulsando políticas públicas que se enfoquen en resolver los problemas relacionados con la desigualdad que existe entre hombres y mujeres, como, los feminicidios, la violencia doméstica hacía mujeres y niñas, la desigualdad salarial, y la violencia simbólica que no contribuye al progreso.
Pero, sobre todo, nuestro mayor reto, una transformación cultural, que la sociedad vea y entienda que, hombres y mujeres, tenemos los mismos derechos, sin necesidad de que lo diga una ley, o de que el gobierno tenga que tomar acciones afirmativas que la garanticen.
Nos han pasado la batuta, y ahora tenemos la obligación de formar a nuevas generaciones conscientes de esta igualdad, de que la mujer y el hombre, es verdad, tenemos diferencias, pero tenemos los mismos derechos, el mismo valor, la misma responsabilidad en construir una sociedad feliz, justa y equitativa.

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