- Después de la Guerra de Independencia, las viudas tuvieron problemas para tomar posesión de cualquier propiedad.
El Archivo Histórico del Poder Judicial del Estado de México resguarda una importante riqueza documental de 1817, en la que se muestra la participación de las mujeres en pleitos sobre tierras. Se trata de una historia en tres capítulos ocurridos en Tacuba, perteneciente a la provincia de México.
Los documentos describen el caso de María Marcela, madre de Juliana Bonifacia y abuela de María Diega Gertrudis; con ellos, se pretende exponer hasta qué punto las mujeres conocían sus derechos, cómo se aplicaba la ley, si esta era efectiva para su protección, y su lucha constante porque se les respetara y reconociera.
El primer escrito del 11 de marzo de 1817, narra cómo Alejandro Jorge, indio y vecino del Barrio de Santiago Huitznahuac, al no tener ningún terreno para sembrar, solicitó un pedazo de tierra ubicado en el barrio de San Juan Amantla. El argumento fue que ese lugar estaba libre porque su dueña, Juliana Bonifacia, se había casado y mudado a San Antonio de las Huertas, junto con su “criatura” una niña y que según él “las mujeres no adquieren derecho a estos particulares de tierras”.
El gobernador de Tacuba, Mariano de la Merced Jiménez, confirmó la historia, razón por la que el subdelegado dio la instrucción de que se le otorgase esa propiedad a Alejandro Jorge. Dos días después, se presentó María Marcela, en nombre de su nieta, para contradecir el escrito de solicitud.
La abuela, india del barrio de Molonco pidió al subdelegado de Tacuba se aplicase el derecho de viudedad a su hija Juliana Bonifacia, pues al morir su yerno José Manuel, indio, topil, soldado y muerto en la última peste, le dejó una parcela a su mujer, quien, al contraer segundas nupcias, la propiedad recayó en su nieta María Diega Gertrudis, siendo su única herencia.
Explicó que, previamente, el ex gobernador José Jorge Cortés, estaba enterado y había autorizado la petición. Por esta razón, le extrañó la decisión del actual mandatario de despojar a su nieta.
En el tercer documento, María Marcela expuso, ante el subdelegado de Tacuba, cómo se quiso favorecer a Alejandro Jorge despojando a Diega Gertrudis.
María Marcela puso al descubierto que el actual gobernador había mentido en su informe, mencionando que Alejandro Jorge era albañil en México, donde ganaba siete reales diarios, por lo cual no vivía en el pueblo. Sin embargo, años atrás declaró ser vecino del Barrio de Santiago Huitznahuac, información que quedó asentada cuando lo alistaron como soldado, pero una vez obtenida su licencia huyó del barrio y se presentó hasta la fecha para perjudicar a su nieta, la cual “necesita educación”. Finalmente, pidió que se revocara la posesión que se le dio a Alejandro Jorge.
Es así que el Archivo histórico del Poder Judicial del Estado de México tiene un amplio acervo de documentos de carácter civil, penal, circulares, bandos, acuerdos, mapas, entre otros, que detallan y dan cuenta de la historia y configuración del actual Estado de México.