Hace unos días escuche una plática entre maestros mexiquenses que hablaban de la visita de integrantes de la planilla de Unidad que se formó para la dirigencia del Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México (SMSEM) y valoraban la cuestión de ir a votar el próximo 24 de octubre si solo hay una opción, que eminentemente va a ganar voten los que voten. Sin embargo, note que desde hace años tanto el magisterio como los comités le han perdido el amor al sindicalismo y lo que ello representa.
Es decir, los sindicatos no surgieron para ungir lideres ni para llevar comités a la cumbre sindical, por el contrario, nacieron como grito de defensa de los derechos laborales de los trabajadores en este caso de los maestros, profesores quienes poco a poco han caído en la apatía de pensar que un sindicato solo está para cobrar cuotas, cuando la realidad tendría que ser muy diferente.
A simple vista es solo una planilla y un voto, pero hay más para quien sepa entender. En esa votación de definirá la fortaleza, la fuerza del sindicato magisterial, los votos que obtengan será el tamaño con el que puedan negociar el próximo pliego petitorio, el aumento salarial del 2022, los beneficios y poder sentar bases para mejores condiciones de vida para los docentes mexiquenses.
El patrón gobierno verá el tamaño del SMSEM y dirá si se puede negociar con él o simplemente, darle lo de siempre, migajas, esa fuerza que otorga el respaldo del voto, hará la diferencia, pero claro estamos haciendo castillos en el cielo, mientras siga cabalgando la apatía y la ignorancia, pues para muchos es mejor que el maestro no ejerza esta fuerza, de la cual no está seguro si el sindicato la podrá encausar. Doble reto, pues no solo sería votar, sino acompañar a la futura dirigencia sindical en UNIDAD.
Pero claro que no solo es el pliego petitorio de 2022, la futura dirigencia del SMSEM tendrá que enfrentar el cambio de gobierno en el 2023, donde así sea que gane el PRI o triunfe MORENA habrá que plantear la certeza que requiere el magisterio en sus condiciones laborales. Así que los retos del comité entrante no son menores ni mucho menos se pueden minimizar, porque vienen tiempos interesantes, molinos de viento, gigantes desafíos y no deben encontrar a un magisterio desprevenido.
El magisterio con una simple votación deberá mostrar el tamaño con el que enfrentará a todo lo que viene o por el contrario puede seguir una ruta donde el sindicalismo entre a su recta final y el contrato colectivo de trabajo pase a ser una negociación individual donde el patrón imponga su voluntad y al maestro solo le quede aceptarlo o renunciar, porque si no es capaz de unirse para salir a votar mucho menos se esperaría que se junten para luchar en un movimiento magisterial que permanece dormido, sino es que está muerto.
Hay que salir a votar no porque una planilla vaya a ser electa, sino porque se está jugando la vida el sindicalismo magisterial de los próximos 20 años, seguir de rodillas no le conviene a nadie, dejar solo al comité tampoco, se requiere exigir de un verdadero acompañamiento en busca de más beneficios para el profesorado frente a un gobierno que tendrá muchos pretextos para no dar ni lo mínimo.
El amague de cambiar de ruta en el 2023 o seguir confiando en el mismo partido, sin la fuerza magisterial no será real ni creible, por eso es importante esta votación y las acciones que le sobrevendrán porque el país se está transformando, porque el Estado de México exige una opción confiable.
El SMSEM es un actor definitivo y definitorio, solo necesita creérsela y darle los resultados que le demanda el docente, con una estrategia importante más que con un chantaje o una rabieta con una altura de miras.
Hay que salir a votar, hay que salir a darle aire y vida al sindicalismo real, ese que construye resultados y no simplemente, prefiere privilegios para unos cuantos. Ojalá que está dirigencia sea de a de veras.