TLAMANALLI ENCUENTRO DEL PUEBLO NAHUA CON LO SAGRADO

Impulsan tradiciones y riqueza cultural de los pueblos indígenas del Estado de México.
Representan ofrendas conexión con lo sagrado y con la pertenencia a la comunidad.

Tenango del Valle, Estado de México, 16 de mayo de 2021. Del náhuatl “tlamana”: ofrecer, -lli sufijo, que se traduce como “la ofrenda”, esta expresión cultural de la cosmovisión del pueblo nahua se convierte en el punto de encuentro con lo sagrado.

En ella se encuentran representados los cuatro elementos: la tierra en flores y frutas y en objetos que provienen de ella, el fuego con el sahumador, el agua en un tarro y el aire en el caracol.

Al respecto, Miguel Ángel Pavón Dávila, originario de Tenango del Valle y Jefe Supremo Nahua, explica la importancia que esta herencia cultural tiene para quienes integran uno de los cinco pueblos originarios del Estado de México.

“El tlamanalli es una ofrenda en el piso que tiene la función de celebrar la conexión con el cielo y la tierra, esa conectividad cósmica sagrada. Normalmente se hacen muchas ceremonias, el Día de Muertos que le llaman ofrenda, el día de equinoccio-solsticio “xopanistempatl”, es como decir el equinoccio”, comenta.

Éste es colocado por las mujeres, porque ellas tienen el poder de transmitir la vida como la Tonantzin tlalli, o madre tierra, y son ellas quienes van trazando los cuatro puntos en los que se divide para después iniciar la ceremonia en la que se bendice y se sahuma iniciando en el Oriente y siguiendo el curso que toma el sol.

“Enuncia los cuatro elementos, principalmente el sol, el viento, la tierra y el agua, el tlamanalli se hace como una ofrenda a la madre tierra para permitirnos entrar en un círculo sagrado y potenciar la sabiduría de nuestros ancestros teniendo en cuenta la flor, la semilla y las frutas”.

Así, la ofrenda ubicada al centro de la celebración es intocable, se convierte en un altar que no se puede cruzar, por eso, se traza una periferia para que los danzantes participen y estén dentro de ese círculo interminable que surge de la tierra y asciende en espiral.

“El tlalmanalli se hace en este momento como el sol en movimiento para que esta fuerza mande radiación energética al momento a todo nuestro alrededor, nuestro entorno. El tlalmanalli, sagrada ofrenda, en la madre tierra, pero que se vea allá en las estrellas.

“Como dice la tradición oral, somos un círculo dentro de un círculo sin principio ni final”, explica Pavón Dávila, quien destaca que esta herencia está presente en los momentos más importantes para la vida nahua como es el Día de Muertos, cuando alguien se va a casar, cuando se va a sembrar, cuando alguien va a presentar a un niño, cuando cumplen 13 o 26 años, entre otras celebraciones.

Una vez que la ceremonia termina, el Jefe Supremo pide a la gente que participó en la ceremonia tomar una parte del Tlamanalli, porque así se cumple con la finalidad de recibir lo que se ofrendó.

Para Miguel Pavón es muy importante mantener y difundir esta tradición milenaria, pero resalta el amor y el compromiso que el pueblo nahua tiene por mantener vigente este encuentro con su pasado.

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